Después de tanto tiempo me paro a leer todo por enésima vez y hoy me atrevo a confesarte que fui leyéndolo día a día mientras tú lo escribías y seguramente desde aquel cuarto que tu observabas, pero algo distinto ha ocurrido hoy dentro de mi y es que sinceramente me siento completamente idiota.
Me he pasado toda la vida buscando que me quieran. Que aquella persona de la cual yo me encaprichaba como cría creyera en mi y me diera el valor que ni yo misma me daba. Que lloraran al escucharme cantar. Que aunque yo fuera idiota ella supiera que solo era porque no sabía como actuar.
Pero no te quedaste. Te fuiste, y nunca dijiste adiós.
ResponderEliminar